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La Maldición de Mursabad, Capítulo 2 - Región 5

Las pesadas puertas se abren mediante un mecanismo de engranajes que hace un ruido atronador. Ante vosotros hay una enorme sala que antaño debió servir para realizar grandes ceremonias religiosas. Sin embargo, lo que aguarda en el altar es un ser tan vil y desquiciado que su sola presencia hace que se os encoja el corazón. La antaño sabia y honorable Zhadra ha sucumbido a su propia obsesión. Quería hallar la auténtica esencia del mal… y se ha convertido en eso mismo. Alta y pálida, con una larga túnica negra y una guadaña en la mano que le hacen parecer la mismísima parca. Los pocos jirones de pelo que le quedan apenas pueden ocultar su demacrado rostro y sus ojos negros como el vacío. La silenciosa figura os mira con frialdad mientras escucháis los llantos de una niña pequeña que permanece encerrada en una jaula. Junto a ella se alza la criatura más enorme y repugnante que hayáis visto jamás. Una mole de trozos de carne mal cosidos entre sí, con brazos que terminan en amasijos de músculo, piedra y metal. Y a lo largo de la habitación los viejos huesos de unos guerreros de la antigüedad se alzan para defender a la nigromante, que sin mediar palabra alguna apunta su guadaña hacia vosotros y empieza a conjurar.

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Encuentro Final del capítulo. Zhadra en punto azul, Golem de carne en punto verde, 1d4 Esqueletos en línea roja frente a Zhadra y 1d4 Esqueletos arqueros en cuadros rojos al fondo de la estancia. Se inicia un combate. Al finalizar se debe leer 32.

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