
La Maldición de Mursabad, Capítulo 3 - Región 29
Cuando el último de vuestros enemigos cae, parece que los dioses han percibido una vez más vuestras acciones, pues una milagrosa lluvia comienza a caer sobre la ciudad de Mursabad. Una lluvia que va atenuando las llamas poco a poco y limpiando la sangre de vuestros malheridos cuerpos. Junto a la pequeña Sylhana recorreis Mursabad en busca de supervivientes, salvando las vidas de aquellos que estaban condenados.
Mientras, en las oscuras catacumbas, la figura de un hombre de largas túnicas y sombrero picudo pasa junto al cuerpo sin vida de Zhadra. Recoge su grimorio y selecciona algunos de sus manuscritos. Sonríe satisfecho al haber podido rescatar todo ese conocimiento, su valiosa contribución al arte de la nigromancia. La carcajada de un loco inunda los pasillos subterraneos de Mursabad, mientras los Cuatro Arcanos se marchan, pensando haber librado al mundo del mal. Pero el mal siempre está ahí, justo en la raíz, imposible de detectar a veces y siempre aguardando el momento de emerger de las sombras… para devorarlo todo.
Días después de lo sucedido, comienzan a escucharse los primeros casos de exánimes en otras partes de Gholindia. Semanas después, en otros reinos. En cuanto a los Cuatro Arcanos, fueron acusados de matar a los paladines y se convirtieron en fugitivos del reino de Gholindia. Sin embargo, ellos estaban al cargo de la única persona que tal vez podría poner algo de luz a todo este mal: Sylhana. Y es que en los corazones llenos de luz se encuentra la esperanza del reino de Gholindia, que aunque caiga mil veces, siempre renacerá de sus cenizas.
Fin.